Esta historia le pasó al amigo de un amigo.
Escrita por Amanda Soriano.
Basada en noches reales.

- Creo que cada acto tiene su consecuencia y cada situación su desenlace imperfecto. Nada puede estar tan bien como se imagina, pero si más mal de lo que se piensa. Si pudiera poner esta historia en una situación más cotidiana pondría un claro ejemplo: Elegí tomarme una piscola y mientras la disfrutaba  pusieron frente a mi un vaso puro de ron, de ese dorado que tanto me gusta, de ese que disfruto con un par de hielos, ese ron que esperaba hace tanto tiempo y que apareció en el momento menos indicado, teniendo que rechazarlo arrepentidamente. 

Si bien tengo gustos bien definidos, a ratos me dejo llevar por la situación y sin darme cuenta hago historias totalmente diferentes a las que quería. Esta no fue la excepción. 

Se sabe que las relaciones a distancia no duran mucho, pero creo tener un nuevo record para anotar. Con una separación de más de 50 kilómetros y un largo historial de conversaciones por facebook, mensajes de texto y llamadas donde la confianza explotaba en su totalidad, sin darme cuenta la estaba llamando otra vez pero ahora en su ciudad natal, con la pequeña distancia de unas cuadras y un panorama nocturno donde no se perdonaba no invitarla. 

Nos juntamos y en un sutil desliz de unas cuantas copas no me percaté cuando tenía mis brazos en ella, sus manos acariciaban mi rostro y sus labios rozaban los míos. Si. Sin pensarlo nos estábamos besando, sin darme cuenta estaba con ella. Sin razones estabamos haciendo algo que no se me había pasado por la cabeza. Tenía ganas de seguir pero la fiesta esperaba y no la encontrábamos. En una decisión acertada fuimos a dejarla a su casa y no pasaron ni dos segundos desde que bajo del vehículo para que un tipo que estaba sentad a mi lado, amigo de ella, empezara a hacer comentarios poco agraciados de esa chica. Creo que lo más suave que escuché fue: "Es maraca", "Se agarra a cualquier hueón". Si hay algo que me molesta en demasía es tener que oír esas frases tan repetidas, esas palabras tan poco agradables, esos comentarios totalmente innecesarios. Innecesarios porque me hicieron dudar toda la noche de ella. Innecesarios y poco acertados. Innecesarios y realmente fuera de lugar.

Despertar al otro día con caña no fue algo fuera de lo común. Recibir una llamada de ella diciendo que quería juntarse conmigo no era algo por lo que debía hacer un escándalo mundial. El tema deportivo por el que fui a esa ciudad, si era para darle importancia. Hice lo que tenía que hacer y con ella hablaría horas más tarde cuando me fuera de ese lugar y llegara a mi casa.

Decidí confiarle la conversación que tuve con su "amigo". Me aclaró que ese tipo siempre la dejaba mal con las personas, especialmente cuando recargaba sus ganas con algún destilado. Seguimos hablando y las cosas se arreglaron a tal punto que empezamos a salir. Quedamos en que ella vendría un fin de semana y al siguiente iría yo a verla y así sucesivamente para poder vernos. En nuestras conversaciones florecieron, como es normal en primavera, los "te quiero", el infaltable "mi amor" y en una plaga como la hierva mala que crece en mi patio los "te extraño". Iba todo bien, estaba haciendo buenas jugadas, estaba con alguien y no tenía de que quejarme.

Sin darme cuenta era fin de semana otra vez, era sábado y estaba con ella en mi casa. Era un día para compartir y quererla. Era solo un día porque a penas oscureció tuvo que volver al lugar de donde venía dejándome en manos de mis amigos con los que es predecible terminar el fin de semana. 

Las cosas siguieron su rumbo normal, el alcohol siempre fiel estaba puesto en la mesa y las ganas de bailar se sentían a lo lejos. Como es de costumbre terminamos en una discotheque. Y, como lo normal no calza bien en esta historia, ahora viene lo que me hace expresar en estas lineas mi descontento con el destino.

Eramos un grupo de cuatro o cinco, todos bailabamos y nos mareábamos con la luces. Eran quizá las dos de la mañana cuando sin querer divisé a la razón por las que todos los fines de semana iba a ese lugar. A la razón por la cual desistí de de pensar y me deje llevar por la corriente. Era ella y su cabello rubio, sus tacones altos y sus movimientos sutilmente controlados para no dar ni quitar mucho. Era ella que estaba frente a mi justo cuando en facebook, al lado de mi nombre, un corazón adornaba el espacio que durante mucho tiempo estuvo vacío. Me saludó y su boca se corrió un poco mas allá de la mejilla y no presisamente hacía la oreja. Me invitó a bailar, a dar una vuelta, a conversar un rato tranquilos lejos de la bulla musical y yo, en un acto consiente de la relación que tenía, la mire a los ojos y con solo una palabra perdí la oportunidad que esperaba hace meses. Por mucho que quisiera, por más ganas que tuviera, no correspondía. Mi noche entonces se dividió en dos. Por un lado no dejaba de sonar mi celular con llamadas desde muy lejos y por otro, en vivo y en directo estaba la chica que hace meses me gustaba pero que nunca, hasta ese día, me dio importancia. ¿Qué tenía que hacer entonces? Opté por no darle importancia a ninguna de esas voces, aunque sabía que después estaría arrepentido. 

Dicho y hecho. La música se acabó, con mis amigos emprendimos camino a nuestras casas y lo único que escuchaba eran críticas.

En cuanto mi cabeza volvió a su lugar y tome el peso de cuantas llamadas tenía perdidas, quise hacer lo correcto, o lo mejor según yo.

Tomé mi celular y envié dos mensajes; el fin de uno era pedir disculpas por lo que había pasado en la noche y el otro terminaba una relación que alcanzó a marcar una semana.

Pensaba entonces que si hubiera podido tomarme una piscola con dos hielos y una rodaja del limon más amarillo en el centro del vaso hoy me estaría arrepintiendo de algo que hice y no de algo que NO hice. El GAME OVER fue más rápido de lo que imaginada. Al final ya no tenía una piscola en la mano, ni un vaso de ron con hielo. Al final me había quedado con las manos vacías, con los brazos cruzados y sin pan ni pedazo. 



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Franie Rush. Con la tecnología de Blogger.
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Buin, Santiago, Chile
Terapeuta Integral con conocimientos en Flores de Bach, masajes, técnicas de liberación emocional, fitoterapia, programación neurolingüistica, entre otros. Actualmente trabajando en "The Living Room Therapy" Centro de atención psicológica y terapias complementarias.