Creo que nunca se está tan mal como cuando estás a punto de tocar el fondo de todo. "¡Que cosa más horrible!, ¡Que sensación más desesperante!, ¡Que desagrado más grande!" tengo tantas frases encerradas entre unos signos de exclamación y sin embargo son todas iguales, da lo mismo si las pongo o no, no cambiarían el tema, tal vez seguirían la línea, quizás solo harían más espacio donde no se necesita.
Creo que en mis cortos veinte años de vida, de los cuales tengo conciencia desde los cinco y empecé a auto-destruirme a los trece, es en este momento donde más agobiada y perdida me siento. Como si no hubiera un "por qué" para abrir los ojos cada mañana cuando despierto a eso de las 10, como si no pudiera disfrutar en demasía cada instante que se me regala, como si no pudiera estar tranquila y sacarme eso de la mente... busco soluciones concretas a problemas abstractos, sonrío para recibir lo mismo de vuelta y no critico para no ser menospreciada. Vivo con miedo al rechazo e intento buscar estabilidad momentánea, por que nada es para siempre y lo eterno es algo muy corto hoy en día en mi vida.
Anoche, después de estar un buen rato en la casa de mi abuela volví a mi casa en compañía de mi Mamá y mi hermano. Aquí nos esperaba mi Papá, quién después de una larga jornada laboral descansaba con un trago y unos cigarrillos en la terraza del patio. Apenas lo vi, lo saludé. Reacción innata ya que no estoy con el en todo el día. El tenía mucho más que un saludo para nosotros, tenía un montón de palabras que formaban un discurso y una noticia que darnos.
- Me voy a Alemania - dijo.
¡Grandiosa noticia! más mundo laboral para Papá. Unos días allá para descubrir que tan avanzados están en el tema de energía y productividad. Genial. Super. Si claro...
Todo es bueno si lo miramos desde el punto de vista de el ya que es una gran oportunidad. El problema empieza cuando hablamos de días, de distancia, de miedos que tiene mi Mamá cuando Papá se aleja. Mamá no quiere volver a vivir lo que pasó cuando en el año 2007 Papá estuvo cerca de un mes en Perú. Yo tampoco quiero que eso vuelva a pasar, pero si no tengo la experiencia de lo vivido, si no tengo recuerdos, si no sé de que defenderme... ¿Cómo lo hago?.
El "GRAN TEMA" pensé que me afectaba solamente a mi, y bueno, en una parte bien pequeña y bien distanciada de la real razón a Mamá, pero cuando Papá lo tocó ayer me dí cuenta del gran lío que tengo que sacarme. El -al igual que Mamá- perdonaron eso que "hice". Ellos tuvieron que lidiar con eso desde una parte externa, lo que no significa que fue fácil. Ellos siguieron apoyándome y tratando de crear nuevamente de la nada esa confianza que hay que tener para un buen vivir. Ellos siguieron el camino y yo quede estancada por que aún no puedo saber el motivo/razón de aquel acto.
Soy de las personas que cree que es mejor escuchar que dar un consejo, pero en este momento no necesito a alguien que me escuche, ni a alguien que me aconseje... lo que necesito son respuestas y por mucho que mis amigos, familia, conocidos y desconocidos quieran brindarme su ayuda no me sirve. Quizás es cruel y mal agradecido este punto de vista, hasta puede que suene frío pero es la verdad. La mayoría de las personas con las que estoy hoy en día, con las que frecuento habitualmente no estaban ahí cuando eso pasó y el haberse perdido de ese instante tan devastador que cambió mi vida por completo las hace demasiado ajenas al tema y aunque les cuente, les confiese una y otra vez lo ocurrido nunca podrán imaginarse lo grande que fue, y lo que hoy me pesa traer eso conmigo.
Estoy a un paso de tocar fondo. A un paso de perder la conciencia, de perder el control. Estoy tan cerca del abismo...
¿Quién dijo que retroceder no era la solución a los problemas?